viernes, septiembre 22, 2006

¿Internet es una “nueva tecnología”?

Es abundante lo escrito en papel y en dígitos sobre la influencia en el castellano de las “nuevas tecnologías”, los inventos de a partir de mediados del siglo XX y los artilugios diarios de comienzos del XXI. En forma de neologismo sin legitimidad para pasar al español (o léase “barbarismo”), se multiplican semana a semana los vocablos que, debido a la rapidez de su creación y expansión, nacen y se extienden sin equivalente que guste en castellano. Y digo “que guste” porque la palabra equivalente en español puede existir, otra cosa es que el hispanohablante decida que es lo suficientemente “chic”. Sin ir muy lejos, en este mismo rincón de la lengua española, hemos tratado el problema de la informática en general y los neologismos, en la segunda parte del artículo dedicado al espanglis. Hay que evitar lo fácil y acercarse a lo nuestro. No hemos de engañarnos en lo propio rebuscado; habría que aceptar lo extraño cuando es mejor o lo único que tenemos. Repasemos lo tocante a Internet.
WWW son las siglas de “World Wide Web”, algo así como “telaraña” o “red” o “maraña mundial”. Incluso antes de que fuese histórica y comúnmente aceptado ese “WWW” sería extraño denominar al conjunto de páginas web algo así como “telaraña global”. El tema se agrava ante la dictadura anglosajona y sus efectos: para acceder al noventa por ciento de las páginas de Internet hay que teclear las consabidas “tres uves dobles”... Digo lo mismo de su apócope (que en principio era sólo una de las millones de integrantes de la WWW), o sea “web” –para mí y la RAE, neologismo, español-. Es barbarismo, en cambio, el caso del email, o e-mail. ¿Por qué no decimos “correo electrónico”?. Las razones han sido descritas por los teóricos. ¿Tenemos prisa y no queremos entretenernos, por el principio básico de economía humana?, pues que sea “correo-e”. No gusta, ¿no?, ahí entra el segundo factor: no es “chic” decir correo-e. Pues sepa usted, amigo “fashion” que ése es el exacto traslado del e-mail: correo-e. ¿Por qué es normal en inglés y ha de ser ridículo en español?. Siempre nos quedará el “correo electrónico”…

Al parecer, Internet es una nueva tecnología. Esta locución sustantiva –“nuevas tecnologías”- nos empieza a parecer cargante. Primero porque se usa en casos indebidos (Internet como hoy la conocemos, con WWW y todo, tiene ya más de diez años) y segundo porque se pretende que englobe, semánticamente, campos tan diversos como los de las comunicaciones, los aparatos electrodomésticos, la informática, etcétera, que empieza a estar, a finales de 2006, realmente vacía de contenido. No todo lo que usamos puede ser “nueva tecnología”, ¡por favor!. Nadie puede dudar de que las palabras pertenecen a sus hablantes y, por ejemplo, aunque, cultamente, “Internet” debiera aparecer siempre precedida del artículo (“la Internet”), desconociendo su origen y traducción, no nos da la gana ponerlo. Pues bien. Pero que nadie me niegue la posibilidad de advertir las razones de los contagios y sus características, en Internet, esa “nueva tecnología” con más de cuarenta y cinco años de historia.

Hasta las dos direcciones del tráfico en Internet desde nuestro ordenador han dado –y dan- problemas lingüísticos en español. Directamente del inglés, se utiliza “bajar” para obtener algo de “la Red” (de download, down, “abajo” y load, “cargar”) y, en contraposición, “subir” para hacer disponible algo en Internet (upload, de up, “arriba”). Parte de los teóricos de nuestro idioma han protestado que ni “subir” ni “bajar” tienen sentido: dicen que los archivos, bits, bytes y megas no están “subidos” en ningún lado para que haya que “bajarlos”. Personalmente, sin embargo, veo en esa imagen de una Internet en metafórica posición superior a la de nuestro ordenador, una forma de simplificar el idioma. Se puede utilizar “descargar”, pero ¿y para “enviar” los archivos?. Si usamos ese “enviar”, el “recibir” vendrá por añadidura automática; empero el verbo “recibir” tiene un matiz pasivo del que carecen nuestras acciones diarias en Internet. Es decir, no es lo mismo decir “me he bajado esto” que “he recibido esto”. En la primera no hay duda de nuestra participación; en la segunda puede quedar confusa. Al menos lo hemos traducido (hablo de upload & download, por “subir y bajar”).

Es difícil todo esto. ¿Y qué hay de lo grande que es o no es un archivo concreto?. Tantos megas… pero ¿cómo preguntamos ese dato?. Unos dicen “¿cuánto ocupa?”; los que entienden que algo que no pueden tocar no puede “ocupar” ningún sitio, cuestionan “¿cuánto pesa?”. En el mundo anglosajón (que nos ha traído los archivos y los ordenadores) está generalizado el uso de size (“tamaño”) y la pléyade de verbos y expresiones que con él vienen. El peso físico en el disco duro de un archivo de un mega y el de otro de cien, viene a ser el mismo, pero el espacio que ocupa, no. Yo, al menos, pregunto que “cuánto ocupa esa foto en formato jpeg”…

Todo lo que estamos tratando –relacionado con Internet y el castellano- está más o menos en el candelero. Alguien puede contraponer: “¿porque hablamos de nuevas tecnologías y, al ser nuevas, están de actualidad?”. La verdad es que no lo creo. Internet no es nuevo, lo hemos dicho, y no debería ser así denominado. Lo que si es nuevo es su grado de penetración entre la población de Occidente, con índices de crecimiento general, enormes. Eso hace que todas las escalas de edad y todos los niveles sociales, así como todos los sectores profesionales, precisen de vocabulario exacto para comunicar sobre, para y en Internet.

Así es, y es tan cierto como que esto es un blog. Sin comillas ni cursivas: un blog. Para mi es ya palabra castellana. Es un obligado neologismo pues no hallo palabra española nueva o existente que designe el concepto, de manera suficientemente satisfactoria. Un blog es una página web actualizada periódicamente cuyos contenidos son mostrados de manera cronológica y, generalmente, cronológica inversa –lo más reciente antes-. En castellano está bastante extendido el término “bitácora”; lo respeto. Pero del mismo modo que “blog” viene del inglés (apócope de weblog, de web y log –“registro”-), “bitácora” vino en su día del francés para designar en principio un mueble de un barco y, después, el cuaderno que dentro de él se rellenaba. No hay mal en la adopción de lo necesario y el cuaderno de bitácora es algo muy distinto a un blog. Otra cosa es que, de nuevo para mí, la heterogeneidad de todos los blogs en el mundo impida la normalidad y la necesidad real de una palabra como “blogosfera”; dudamos incluso de la existencia del concepto que trata de nombrar, más allá del “conjunto de blogs”.

Nuevas técnicas y problemas, pero nada de esto son “nuevas tecnologías”… que conste.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo un apunte mínimo que hacer a esta entrada con respecto a "la Internet": ese "contagiados del inglés, no nos da la gana ponerlo" es erróneo, pues sucede justamente al contrario: en inglés siempre se dice "the Internet", con artículo. En lo que a género se refiere... en el avance de la vigésimo tercera edición del DRAE aún no se especifica, pero opino que acabará siendo considerada una palabra masculina, si no en esa edición, en las que aparezcan posteriormente. Aunque oficialmente debe mantenerse el género de la traducción de esa palabra en español al referirnos a una de otro idioma (sucede así con EL Deutsche Bank, femenino en alemán)la categorización de una palabra extranjera sin "aes" siempre queda en el montón masculino para el hablante, y viceversa; en estos casos la lógica del hablante acaba imponiéndose a la gramatical. Para mí tampoco son neologismos palabras como Internet, pero mi especial relación de amor/odio con la Real Academia es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión (jamás perdonaré que en su octava acepción, "término" aparezca como sinónimo de "palabra").
Te felicito por el esfuerzo que estás dedicando a este blog, de mis preferidos. Es la primera vez que dejo un comentario personalmente, aunque ya hace unos meses otro seguidor habitual te escribió acerca de los "porqués" en mi nombre; ahora, al tratarse de "nuevas tecnologías", locución sobre la que realicé un trabajo terminológico bastante pobre hace unos dos años, no he podido resistirme. He pensado muchas veces en hacer un blog parecido, tomando la lengua y el lenguaje como puntos de partida generales sin centrarme en ningún idioma, pero por ahora no me veo capaz de ello; quizá me embarque en esta aventura cuando aprenda a organizar mi tiempo.
Sigue escribiendo. Yo seguiré leyendo.

Fran J. Girao dijo...

Probablemente tengas razón, amiga. La gente tomamos "Internet" como un nombre propio puro, luego le quitamos el artículo. "Internet" es nombre propio sólo en parte, pues en efecto, viene formado del sustantivo común inglés "net" -"red"-. "Internet", pues, se refiere a una "red" "inter"comunicada. Por ello debería nombrarse con el artículo como se hace, en efecto, en inglés, donde sólo aparece sin "the" cuando forma parte de un adjetivo (locución adjetiva), como en "He maintains an Internet based bussiness".

Estoy de acuerdo contigo en que la Academia aceptará el género masculino para "la Red".

Gracias por tus felicitaciones; mi trabajo en "El castellano actual" es de lo más grato, te lo aseguro. Por lo que veo he de agradecerte a tí también la idea de tratar "El misterioso caso de los porqués"; gracias, pues.

Muchas gracias por tu apoyo y recibe un saludo.

Anónimo dijo...

Mmm... ¿Típico de las lenguas romances? "La gente tomamos" - la gente toma. Las pocas lenguas que conozco dan a los sustantivos colectivos como cosa lógica el plural en número, el castellano me parece un caso bastante peculiar a este respecto. Posiblemente la tendencia de los hablantes también acabe por hacer que "gente" sea un plural en nuestra lengua.

Fran J. Girao dijo...

Pues, en realidad, citando el flamante "Diccionario panhipánico de dudas", de nuestra RAE:

"
Cuando en el colectivo está incluida la persona que habla o a quien se habla, es normal en el habla coloquial poner el verbo en primera o segunda persona del plural: «La gente de teatro nos conformamos con poco y nada» (Clarín [Arg.] 12.2.97); «A los pocos días, toda la familia navegábamos por el Atlántico» (Olmos Marina [Esp. 1995]); «La gente mayor siempre habláis de la vida» (Gala Ulises [Esp. 1975]).
"

Obviamente yo, como y con la gente, tomo y tomamos Internet como lo que decía, por lo que siento no desdecirme de lo anteriormente escrito.

Gracias, no obstante, por tu lectura y compañía.

Un saludo.