domingo, octubre 12, 2008

"La lengua es la llave que te ayuda a abrir el mundo y a comunicarte con él"

Reproducción de la entrevista mantenida con Humberto López publicada en El Mundo Hoy en Cantabria del 12 de octubre de 2008. También accesible desde el blog Fran Girao en El Mundo.

HUMBERTO LÓPEZ MORALES
Secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española
Ha visitado Cantabria gracias a una iniciativa de la Fundación Comillas en pos de la investigación en la enseñanza del castellano como lengua materna

Su currículum, como profesor titular e invitado en las más prestigiosas universidades americanas y europeas impresiona. Seguro de sí mismo, emplea marcadores con valores absolutos en su discurso. Parece fuera de lugar cuando no habla del aspecto científico y normativo de la lengua. Es patrono de la Fundación San Millán de la Cogolla y del Instituto Cervantes y estuvo en Comillas esta semana.

P.—¿Cuáles son los principales problemas a la hora de enseñar el español como lengua materna?
R.—Son múltiples y de diferente grado de importancia. Desde lo más superficial, como errores ortográficos hasta cuestiones más complejas como son insuficiencia de léxico, redacciones inadecuadas hasta el punto de no poder entender de qué se trata, etcétera. Es decir, que estamos y no es una exageración, en todo el mundo hispánico, lo que incluye los países americanos pero también a España, pasando por una situación verdaderamente preocupante con respecto a la calidad de la enseñanza del español como lengua materna.

Descubrimos, cada día que pasa, que estamos trabajando con programas de educación arcaicos, que los profesores no tienen métodos modernos y actualizados, que son los que están disponibles hoy en el mundo. Todo eso es lo que va a ocupar nuestras jornadas en Comillas.

P.—Dificultad expresiva y falta de comprensión lectora hacen del mundo de los jóvenes y escolares un lugar muy reducido… ¿es ése el mayor peligro?
R.—La realidad es que todo es muy peligroso, ya que la lengua es la llave que te ayuda a abrir el mundo y a comunicarte con él. Si no eres capaz de comunicarte, si no entiendes lo que te dicen los demás, estás absolutamente aislado y perdiendo muchísimas posibilidades. La enseñanza adecuada de la lengua materna, creo que es tan, o más importante, que la enseñanza de las matemáticas o de alguna lengua extranjera, por ser esa clave fundamental de acceso de tu yo interior a todo lo que te circunda.

Evidentemente, lo que tú puedas crear o inventar, estupendo, pero lo que te viene de fuera, si no entiendes lo que te dicen o si no sabes explicar qué es lo que quieres saber, estás perdido. Es una cosa realmente grave. No se trata de que escriban bonito o de que lean adecuadamente, se trata de que entiendan lo que se les está diciendo, lo que están leyendo y que se comuniquen de tal manera que todos entiendan lo que dice.

Las pruebas que estamos realizando ahora dicen que eso no está sucediendo en el mundo hispano, que algo está sucediendo. Este grupo de trabajo, que está integrado por un miembro de cada país hispanoamericano y de España, pretende conocer, sobre unas investigaciones previas, dónde está el problema, dónde radica, por qué está pasando lo que está pasando y, en definitiva, qué hay que hacer para que esta situación, verdaderamente perentoria y precaria, termine.

P.—¿Es posible obtener una buena enseñanza del español en las escuelas con una renta per cápita baja o son cuestiones independientes?
R.—No, no son independientes. Tampoco son obligatorias; es decir, hay lugares pobres, con pocos medios, pero con profesores muy dedicados, muy entusiastas, hay gente que sabe motivar a los estudiantes y se logran resultados estupendos. La falta de recursos, de materiales es importante e influye, pero no es absolutamente decisorio.

P.—Cómo profesor en numerosas universidades de todo el mundo, lexicógrafo y filólogo, miembro de varias academias de la lengua, ¿aprecia en alguna variedad concreta del español algún rasgo que se lo haga más agradable al oído?
R.—Como soy lingüista, no puedo ver las cosas desde este punto de vista. Yo pienso, analíticamente, en otras cuestiones. Veo, por ejemplo, si la persona se expresa con un vocabulario suficiente o si repite constantemente los mismos términos, si las estructuras son siempre muy simples…

Lo demás son cosas muy superficiales. Si me agradara al oído más el acento porteño u otro, son cuestiones subjetivas que no entran dentro del plano científico del análisis.

P.—¿Pesa en el desconocimiento del español la despedida del latín que parecen haber consumado los planes de estudio?
R.—Creo que no. Estoy convencido de que no tiene nada que ver. Evidentemente es una pena, una lástima que se haya perdido esa otra riqueza, que es el latín, pero desde luego no creo que la pobreza del español actual tenga nada que ver con que haya dejado de enseñarse.

P.—¿Qué opina de la reciente polémica suscitada por un profesor asistente de la Universidad de Tennessee que quería situar el origen del castellano en Cantabria?
R.—(Risas) Lo que pasa es que a estas alturas de la vida, tenemos tanta información, tanta documentación y tanto estudio hecho ya que, desde luego, sabemos que eso no es así. No hay posibilidades históricas de que eso haya sido así.

Lo que no quiere decir que, además de Cantabria, haya habido núcleos de habla del español primitivo. La cuna de lo que llamamos español hoy, se sabe que está en torno a los grandes monasterios, San Millán y Silos que es donde se han encontrado y no por gusto o casualidad las representaciones más antiguas en español.

P.—¿Cree, como don Víctor García de la Concha y don Francisco Moreno, que internet, lejos de suponer una amenaza, supone una gran oportunidad para el español?
R.—Lo veo de manera muy positiva, no como amenaza, en absoluto. La gente está utilizando mucho internet y así amplían conocimientos, satisfacen curiosidades.

Ni siquiera esa forma de comunicarse los chicos con los teléfonos móviles creo que signifique ningún peligro para la lengua española. Utilizan esas medidas en esos canales, aunque a veces en los exámenes aparezcan cosas por el estilo, pero son casos excepcionales; no creo que interfiera en absoluto en el español en general. Los adolescentes que utilizan esos cauces de comunicación lo hacen en ciertos canales específicos, pero saben que son para esos canales y no para otros, aunque ocasionalmente alguno se despiste y pongan esos signos que originalmente usan para ahorrar, por motivos de dinero.

P.—¿Cómo debe luchar el castellano contra la facilidad y sencillez del inglés y el número de hablantes del chino?
R.—En realidad, el inglés, es una lengua fácil gramaticalmente, pero endiablada, desde el punto de vista fonológico. Pronunciar el inglés es muy complicado, aunque su gramática es sencilla y fácil de aprender, sobre todo si lo comparamos con el español; el verbo inglés tiene tres formas, el español, casi 100.

Hay que tener cuidado con las estadísticas; por ejemplo, se computan como personas que hablan perfectamente el inglés gente que no lo hace. He tenido experiencias directas en Tailandia, por ejemplo; contraté un chófer y puse la condición de que hablara español. Me dijeron que, por supuesto, era impensable, pero que podía hablar inglés. Quiero que sepa que no pude entenderme adecuadamente con aquella persona, que hablaba inglés con una pronunciación así como oriental y rarísima. Ese señor, está seguramente computado en las estadísticas como un anglohablante.

Como todos sabemos, mientras que más del 90% de los hispanohablantes son nativos, en el caso del inglés, no llegan al 20%. En Bangkok, hace muy poco tiempo, el chófer me decía cosas que no entendía en absoluto; él me entendía a mí, hablándole despacio y ese señor está oficialmente clasificado en su país como un chófer que habla inglés. Hasta el punto en que, el día en que quería salir, tuve que señalárselo en un calendario. Él decía, «¡yeah, yeah, vemba fortin, vemba fortin!» y quería decir «November, the fourteenth».