lunes, agosto 25, 2008

Cómo hacer que el castellano nazca en territorio cántabro

Publicado en el diario El Mundo Hoy en Cantabria el 24 de agosto de 2008. Accesible también desde el blog Fran Girao en El Mundo.
El Gobierno se lanza a la promoción internacional del proyecto Comillas «apuntándose» a la tesis de que el español surgió en el valle de Valderredible
La leyenda de San Millán le incluyó, al igual que a Santiago, en varias batallas de la Reconquista
«Conoajutorio de nuestro dueno, dueno Christo, dueno Salbatore, qual dueno get ena honore, equal dueno tienet ela mandatjone cono Patre, cono Spiritu Sancto, enos sieculos delosieculos...». Puede que usted no reconozca lo precedente como castellano. Lo que es seguro es que no es latín y que los expertos de todo el mundo las tienen como las famosas glosas emilianenses, los primeros balbuceos del español. La polémica reabierta por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, volviendo a poner encima de la mesa lo que para él, según declaró, eran las tesis recién descubiertas del profesor asistente Gregory Kaplan, va más allá de dónde se encuentran las primeras pruebas escritas. El americano dice creer que fue en Valderredible donde primero se habló uno de los tres idiomas universales.

Siglo VI después de Cristo. Bárbara, una mujer con parálisis parcial, es llevada hasta el refugio del anacoreta Millán (Aemilianus, por aquel entonces). El fervor, la comunicación con Dios y la oración del anciano curan a Bárbara, que quedará agradecida de por vida al Creador y al veterano asceta. La clave donde Kaplan introduce los dedos es en la situación de tal (y otros) milagro del que sería considerado santo, más tarde.

Gregory B. KaplanKaplan dice alejarse de la que supone una de las fuentes a la hora de cercar y limitar la vida del longevo (llegó a vivir, según se cuenta, 100 años) ermitaño: Gonzalo de Berceo (1197-1264) ya que, el que para el resto del mundo es el primer poeta en castellano cuyo nombre conocemos, para Kaplan es un mentiroso falsificador.

El americano se remonta al primer relato conocido y conservado de la vida y milagros de San Millán. Titulado sencilla y precisamente así (Liber de vita et mirabilibus Sancti Emilíani), fue escrito hacia el año 640 por San Braulio (590-651), obispo de Zaragoza, menos de 100 años después de la muerte del santo. Kaplan dice encontrar ahí indicios (y son sólo eso) de que el oratorio al que se retiró San Millán los últimos 30 años de su vida (en el que realizó, según Braulio, el milagro de curar a Bárbara) estaba en Valderredible y no en La Rioja, en el actual complejo-cenobio de los monasterios de Yuso y Suso.

Lo más arriesgado
Con todo y a pesar de la serie de datos inferidos de los nimios detalles que Braulio da, puede que lo más arriesgado sea que Kaplan quiere localizar en espacio y tiempo el nacimiento del castellano, ligándolo al culto que se desarrolló en torno al santo en su retiro (sucediese, donde sucediese, para Kaplan en Cantabria). Recientemente, de hecho, la catedrática y directora de los archivos epigráficos de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Isabel Velázquez, ha afirmado que «no tiene mucho sentido» pretender ubicar en un lugar concreto y en una época determinada el nacimiento del castellano. Velázquez ha opinado que el castellano comenzó a hablarse de manera coetánea en muchos lugares y el que se encuentren documentos con inscripciones en romance o castellano no supone que el lugar del hallazgo pueda configurarse como el centro del nacimiento de esa lengua.

Puede que ahí radique el quid de la cuestión, ya que, aunque se demostrase que San Millán oró y murió en Valderredible en lugar de en La Rioja, enlazar un simple culto con el nacimiento de un idioma es, cuando menos, atrevido. De hecho, San Millán de la Cogolla es considerada la cuna del castellano no por haber albergado a la comunidad que surgió en torno al santo varón, sino porque fue entre sus fondos en los que se encontraron las afamadas glosas emilianenses.

Jugando al juego de Kaplan, esto es, atendiendo a Braulio –lo que aislado, no tiene nada de malo– y no a Gonzalo de Berceo, sabemos que Bárbara era de Amaya. La capital de lo que, tras la conquista visigoda (en el 574) sería el Ducado de Cantabria está –en la actual provincia de Burgos– a tan sólo 20 kilómetros de Valderredible y, en cambio, a más de 100 de San Millán. Esa es una de las pruebas de cargo de Kaplan: al estar Amaya más cerca de Valderredible, es más probable que el punto donde trasladaron a Bárbara para que viese a San Millán fuese actual territorio cántabro y no riojano.

San Braulio de ZaragozaBraulio detalla la vida y mudanzas de Millán a lo largo de su larga historia. De pastor de ovejas pasa a entrar bajo la protección del monje San Felices, que vive en Bilibio, cerca de lo que hoy es Haro. De ahí, tras ganar fama y atraer peregrinos a Berceo, según Braulio, Millán se retira a nada menos que 40 años de meditación y vida austera y ascética en el monte Distercio, en las inmediaciones del actual complejo monacal de la Cogolla.

Tras tamaño retiro, el obispo de Tarazona, Dídimo, le encargó la parroquia de Berceo, donde sería acusado por varios clérigos de «malgastar» bienes eclesiales, donándolos a los pobres. Es aquí donde Kaplan trata de ver la conexión cántabra. Braulio dice: «quitándole entonces el cargo que antes tenía, pasó inocente el resto de su vida en el sitio que ahora se llama su oratorio».

El retiro
El profesor asistente americano mantiene que, puestos a alejarse de la comunidad religiosa que le había expulsado, tiene más sentido alejarse realmente (hasta Valderredible) que los dos kilómetros que separan Berceo de las cuevas de la Cogolla. Kaplan no observa lo lógico de volver a retirarse a un sitio que ya conocía, (lo que hoy es el monasterio de Suso, construido a partir de las cuevas donde habitó el santo).

Cree que cuando Braulio dice: «acercándose la hora de su muerte, llamó al santísimo Aselo, presbítero, con quien vivía en compañía, y en su presencia aquella alma felicísima, libre del cuerpo, fue al cielo. Entonces, por diligencia de aquel beatísimo varón, llevado su cuerpo con mucho acompañamiento de religiosos, fue depositado en su oratorio, donde está», se refiere a que, en el siglo VI (momento de Braulio) el oratorio era una de las ermitas de Valderredible (Arroyuelos, Cadalso, Campo de Ebro, Santa María de Valverde, Villaescusa de Ebro y San Miguel de las Presillas) y observa un traslado posterior de sus restos, al actual San Millán de la Cogolla.

La hipótesis de Gregory Kaplan se apoya también parcialmente en que las primeras noticias del monasterio de la Gogolla no llegan hasta el 959, en un documento llamado De confirmatione monasterio, estudiado y referido por el hispanista inglés Brian Dutton.

Además, en El culto a San Millán en Valderredible se expone que la profecía de San Millán, que San Braulio recoge, acerca de la caída de Cantabria en manos de Leovigildo refuerza la idea de que el santo residía en ese territorio. A pesar de que se desconoce con exactitud los límites del territorio cántabro en los alrededores del siglo V y VI, la mayoría de las precisiones concuerdan en situar la actual San Millán de la Cogolla en la zona limítrofe, lo que podía hacerle caer en un área de influencia cántabra. Eso explicaría, también, por qué San Millán, según Braulio, a través de un mensajero, «manda que el Senado se reúna para el día de Pascua».

Más allá, el investigador americano aprovecha el desconocimiento que se tiene en la actualidad de la situación de lugares citados como cercanos al refugio de San Millán como Banonico, Prado o Parpalines.

A esto se puede alegar que el profesor de Historia Antigua de la Universidad de La Rioja, Urbano Espinosa, relaciona Prado con Vergegium –Berceo– en su estudio La ciudad en el valle del Ebro durante la Antigüedad tardía). Braulio dice de Prado «que no está lejos de su oratorio», lo que concuerda aún hoy en día con la distancia entre Berceo y el complejo de San Millán de la Cogolla (apenas dos kilómetros).

A toda la teoría de Kaplan, a la que el consejero de Cultura de La Rioja, Luis Alegre, respondió esta semana con el cúmulo de siglos de historia del cenobio riojano, se puede contestar con las sabias reflexiones del padre Rafael Nieto, viceprior del Monasterio de Yuso y al que los vaivenes políticos que puedan surgir a raíz de la reivindicación de Revilla le dan más bien igual.

Este veterano religioso opina que: «eso de cuna de la lengua es un eslogan publicitario muy bueno, pero la verdad es que la lengua no nace ni en un sitio ni en otro, ni tampoco en un momento concreto... la lengua es algo mucho más vivo, producto de la evolución de mucho tiempo y en un territorio muy amplio. Y en concreto, el romance es una evolución del latín, de ese latín vulgar y mal hablado que trajeron hasta estos valles las legiones romanas».

En resumen
Imaginando que el americano tuviese razón y San Millán pasase los últimos 30 años de su vida en un territorio que nunca antes había pisado; aceptando que (otra de las tesis que al actual Gobierno cántabro le han encantado) el supuesto culto a San Millán en Valderredible hubiese supuesto el germen definitivo del Camino de Santiago; incluso animando y felicitando a Kaplan cuando consiga su declarado próximo reto (hallar pruebas escritas de paleocastellano en Valderredible); lo único que no se admite, no ya según el corpus creado por Menéndez Pidal y seguidores acerca del nacimiento del español, es que alguien manifieste, más allá de un «eslogan publicitario» que ha encontrado la cuna del castellano.

San Braulio, obispo de Zaragoza y discípulo de San Isidoro concluye su obra, escrita hace más de 1.300 años, según traducción del padre recoleto Toribio Minguella (1836-1920) así: «Hemos cumplido lo que prometimos: resta finalizar nuestro trabajo expresando nuestra acción de gracias a Cristo, Rey de los cielos; pues con su ayuda e inspiración hemos comenzado y concluido este opúsculo. El nos ha concedido que contemplemos la vida de los varones santos, para consuelo de nuestras miserias presentes; Jesucristo, que vive con Dios Padre y el Espíritu Santo, uno por todos los siglos de los siglos».

Tras firmar ese final, el quincuagenario obispo no podía ni imaginar que el relato que describía la vida de un santo iba a causar polémica bastante más de un milenio después. La raíz de la misma se podía solucionar con el texto de Gonzalo de Berceo (de seis siglos más tarde) pero no si le consideramos un manipulador interesado, como hace Kaplan.

Al final, de nuevo, queda la sentencia de Dámaso Alonso: «el latín llega a ser el español a lo largo de una evolución lentísima y constante, y nunca podemos cortar por un punto y decir que ahí está el español recién nacido». Y esté donde esté Banonico e hiciese milagros donde los hiciese San Millán, los primeros trazos castellanos siguen en el monasterio de Yuso, en La Rioja.

Despiece: La idea necesaria para la base de la hipótesis: Berceo era «anticántabro»
Dice Kaplan que «aunque Dutton –hispanista inglés– reconoce que Berceo escribió La vida de san Millán para propagar la fama del santo y contribuir a la prosperidad económica de su monasterio, este estudioso asevera que a la Vita de San Braulio, Berceo sólo agrega detalles menores. A diferencia de lo que Dutton opina, no todos los cambios son menores, sino que algunos son especialmente significativos, como los que sirven para fortalecer el enlace entre Millán y el cenobio de la Cogolla».

El americano ve, pues, en los escritos de Berceo una intención que denomina «anticántabra» y una voluntad de desterrar la vinculación que el investigador cree real entre el santo y Cantabria. Así lo que Braulio no localiza inequívocamente y Kaplan utiliza para colar a Cantabria, habría sido usado por el primer poeta de nombre conocido en castellano para, en una de las primeras campañas de marketing del medioevo español, afianzar los lazos de los restos del santo con San Millán.

Si bien es cierto que en la época medieval se dieron casos de ensalzamiento de las falsas raíces de distintas reliquias (que muchas veces eran compradas por los monasterios y lugares de culto), Kaplan parte de un falso supuesto: haber demostrado inequívocamente en sus páginas precedentes la relación de Valderredible con el santo: «una de las alteraciones hechas por Berceo tiene que ver con la ubicación del oratorio de San Millán. Como se ha demostrado, la obra de Braulio indica que el oratorio está en Valderredible...»

martes, agosto 12, 2008

Miles gloriosus, más "gloriosus" que nunca (+audio)

Lo que sigue es un fragmento de la converación mantenida con Pepe Viyuela, días antes del estreno de Miles Gloriosus en la arena emeritense, en julio de 2008...
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Miles Gloriosus, interpretado por Pepe Viyuela y José Sancho ha batido todos los récords de público en el teatro romano de Mérida. Su éxito se explica mediante una conjunción de actores geniales, una historia universal (o, al menos, latina, nuestra), una adaptación absolutamente respetuosa con la historia y el espectador y un gusto exquisito en la dirección, por parte del novel canario Juan José Afonso. Hablemos de uno de los temas de este rincón de Internet; hablemos de cultura latino-hispánica; hablemos del antecedente de nuestras comedias del siglo de oro. Así, sí, Festival de Teatro Clásico, así, sí.

Nunca había visto una espantada de un teatro igual. Y Mérida no se merece eso. El Festival de Teatro Clásico se reconcilió con el mundo, tras la infame exhibición de 2007 con una adaptación de “Los Persas” de Esquilo que insultaba a la bandera, a los soldados en Afganistán y a las milenarias piedras emeritenses. La valía de los que trabajan todo el año para que todo quede genial en los meses de verano no se merecía esa “exhibición”.

Pasó un año y un Miles Gloriosus adaptado en una forma en la que el mismísimo Plauto hubiese dado el placet (lo justo para seguir haciendo reir a un público, también latino, 2.000 años después) volvió a poner al Festival de Teatro Clásico de Mérida donde se merece. Mérida no se merece camiones en el escenario, ni fusiles ni alzas de "drag queen". Las obras con el texto original no tienen sentido, pero tampoco se puede atraer a un público diciéndole que va a ver teatro clásico y meterle alegato moderno tras alegato pos moderno (“in medium virtus”, ¿no?). Todo esto lo deja bien claro el director, Juan José Afonso, en el texto aquí reproducido:

“No hemos tomado la decisión de realizar un montaje con contenido político, o como piensan muchos analistas de la obra de Plauto; profundizar en una propuesta antimilitarista, o de crítica al poder…porque cuanto más entramos en la función más creemos que se trata de un simple retrato de la estupidez humana.


Lo que ocurre es que alrededor de esa estupidez flotan los intereses más mezquinos del ser humano. O sea, lo habitual también en nuestros días. Es por ello por lo que personajes de otra época nos siguen pareciendo cotidianos en el actual paisaje humano. No creemos necesario sustituir la lanza por el fusil de asalto. Interesa poco si el objeto de la codicia es un trozo de buena carne o un Ipod de última generación.

Es evidente que Miles es un ser odioso, pero todos, por sus propios intereses, han contribuido a convertirle en quien es. La historia nos ha dejado claro que a la sombra de intereses burdos han medrado verdaderas bestias. Queremos contar esta historia de la forma más sencilla que nos sea posible, poniendo el acento en una interpretación poco estridente lo mas cercana al espectador y algo alejada (en lo posible) de la farsa, que en si mismo el teatro de Plauto posee"


Pepe Viyuela es un payaso. Y entiéndase esto, con la mayor carga posible de cariño y admiración. Es un profesional como la copa de un pino y lo vuelve a demostrar en las piedras de Mérida (y allá donde vaya de gira) con el Miles Gloriosus. Tómese en la acepción que se quiera (“glorioso”, sin más, o con el matiz desfasado que tenía en origen, “fanfarrón”) el Miles Gloriosus en la piel de Viyuela es más “gloriosus que nunca”.

José Sancho llena el teatro con su voz y encarna a un Centella inteligente y cómplice. Un placer. Es seguro que, haciendo honor a lo que tenemos de ellos, los antiguos romanos, que es casi todo, salvo el gusto por la esclavitud de alguno de ellos, Mérida sabrá darse cuenta de que esto (y no sólo en el terreno de la comedia) es lo que interesa (ahí la taquilla) y sus grandes profesionales (escena, gestión, dirección, comunicación) sabrán seguir honrando nuestros orígenes (ahí, desde donde sea, viéndonos, juzgándonos, los clásicos).