Alguna vez hemos conseguido desterrar de la mente del lector de este pequeño apartado de la lengua castellana ciertos mitos, acerca de supuestas incorrecciones que revelamos como todo menos tales. Ya dijimos que "subir arriba" o "bajar abajo" pueden tener su justificación en un contexto determinado, o que hablar con la primera persona del plural puede ser un síntoma de modestia o empatía del hablante y su uso no siempre corresponde a la modalidad mayéstática. Veamos ahora cómo no debemos reirnos si escuchamos aquello de "es que el niño no me come bien".
Son varias las veces que he escuchado la respuesta... "¿No te come bien? ¿qué es lo que no te come bien, el brazo, la pierna...?" (acompañada de retintín, generalmente). Lo usado en esa frase es una modalidad con cientos de años en el castellano y miles de ellos en las lenguas del mundo: el dativo afectivo. Denota empatía o interés (de ahí su otro nombre, "dativo de interés") del hablante por la acción que se desarrolla... casi siempre. El caso es el mismo que en "¡Anda, no me llores!"; por supuesto, el "me" añade un matiz que relaciona al hablante con su destinatario.
"Casi siempre" del hablante, porque otro uso práctico de lo que hablamos es la usada oración: "se leyó el libro entero". En ese caso, se podía haber dicho "leyó el libro entero", pero el énfasis que otorga ese "se" denota un interés especial por "devorar" el libro.
2 comentarios:
Me gustó mucho la explicación, si me lo hubieran enseñado así en clase me habría enterado. xD
Muchas gracias, amiga. Me alegra mucho. Un saludo.
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