Seguro que se ha encontrado en alguna ocasión con la típica preguntilla: "¿Cómo se llaman los de tal sitio?". Muchas veces la respuesta humorística es añadir un rápido "-ano" o "-és" al nombre del lugar (o "topónimo"). Lo gracioso es que muchas veces acertamos sin saberlo... y es que construir gentilicios es más fácil de lo que creemos... ¿o no?
Tomemos como ejemplo los habitantes de la capital de La Rioja, Logroño. Es fácil saber que los de allí son logroñeses, pero ¿sabía usted que también se les puede llamar (porque lo son) lucronienses? Como veremos en muchos otros casos, la razón viene del nombre antiguo del lugar y, como veremos en varias ocasiones más, del nombre latino antiguo, del lugar: Lucronium.
Situación parecida ocurre con Galicia, donde sus habitantes son llamados principalmente gallegos, pero también podrían ser denominados galaicos o, incluso, galicianos. Es justo advertir que la RAE, en su DRAE, no incluye la habitual "U.t.c.s." ("úsase también como sustantivo") con lo que en principio, no tendríamos el beneplácito completo de la institución para usar estos y algunos siguientes adjetivos como gentilicios "puros"... no se preocupen, no es grave. Sin salir de Galicia, nos encontramos con La Coruña -de nombre romano Brigantium-, cuyos habitantes son coruñeses, pero también brigantinos y con Pontevedra donde podrá hablar con los sinceros pontevedreses, conocidos de otro modo por como lerenses (aquí sí la RAE otorga su "u.t.c.s." e incluso nos explica que tiene que ver con el río Lerez, el que forma la ría de Pontevedra en su desembocadura).
En los llanuras castellanas hallamos la llave de una de las ciudades españolas con más encanto, pero también con mayor número de gentilicios: Salamanca. Los de allí pueden ser llamados salmantinos, salmanticenses, salamanqueses, salamanquinos y hasta charros. El caso de Cuenca llama la atención, a veces tenemos tan en cuenta los adjetivos de derivación culta, que creemos los más sencillotes y primarios incorrectos, y no es así (a veces). Lo digo porque el de Cuenca es conquense, como saben muchos, pero también es cuencano, como saben menos. Es el mismo caso que los de Dinamarca, que son daneses, pero también dinamarqueses. Siguiendo en Castilla, los leoneses (de León) son también llamados legionenses, debido al origen etimológico de su ciudad, en la Legio VII Gemina. Más: los de Valladolid son vallisoletanos, pucelanos o pincianos; y es que Valladolid fue Vallisoletum, Pucela y la mansión romana Pintia se creyó, como aclara el DRAE, que estuvo emplazada en la tradicional localidad castellana.
Continuando el viaje hacia el sur, los de la calurosa en verano y fría en invierno Badajoz, son pacenses (del latín pacensis) y también badajocenses y badajoceños. Ya en plena Andalucía, los habitantes de Jaén son jiennenses, pero jaeneses y aurgitanos (del latino Aurgi, aurgitanus) también. Análogamente al caso de Cuenca y Dinamarca, está también el de Huelva, donde todos conocemos a los salados onubenses (de la antigua Onuba, hoy Huelva), pero menos a los no menos graciosos huelveños.
Saliendo al extranjero, pero no fuera del Imperio romano, al menos por hoy, el de Portugal es portugués y lusitano o luso (honrando al étimo topónimo de Lusitania) o portugalés. El de la capital de ese vecino, Lisboa, es lisboeta, lisbonense y lisbonés. El de turquía es turco, claro, pero los gentilicios de turquesco, turquí, turquino u otomano, se los debe a su turbulenta historia o a variaciones del más usado. Quiero y voy a terminar con el conjunto que más me llama la atención, el de Jerusalén, fruto, como el caso turco, de la historia y las variaciones de lo mismo: jerosolimitano, hierosolimitano, solimitano o jebuseo son los adjetivos a aplicar.
2 comentarios:
Acabo de descubrir por casualidad tu blog y leyendo el artículo sobre los gentilicios quería añadir uno bastante curioso. En Jaén hay un pueblo llamado Andújar y su gentilicio es liturgitano que, por lo visto, es un topónimo iberico.
Debido a la mítica Iliturgis, fundada por Tiberio Sempronio de los Graco, el yerno de Escipión. Gracias por tu aportación Isabel.
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