Es ya común escucharlo; nos hemos acostumbrado a las generales burradas lingüísticas de las retransmisiones y espacios deportivos en los medios. En un país en el que el periódico más leído es uno deportivo, todo el mundo habla como hablan la mayor parte de los periodistas de ese ramo, o sea, todo el mundo habla mal.
Imaginemos el caso real de Iván René Valenciano, jugador colombiano de fútbol que, tras someterse a varias operaciones de cirugía estética en un programa de televisión de su país, vuelve a las canchas de juego. ¡Qué más quieren los medios de comunicación españoles!¡fútbol y cirugía estética!¡qué “fashion”!. El periodista se prepara la entrevista: se empapa bien de escalpelos, liposucciones y algo de medicina deportiva; se informa de quién es el tal Valenciano y su carrera; anota dos chascarrillos y un paralelismo fácil y chabacano con la televisión española –quizá teñida de cierta crítica social para hacerlo más correcto políticamente-. En el aire tras la última cuña…
-Iván René Valenciano, buenas noches, buenas tardes para ti, allí en Colombia…
¡Aaayyy! Eso de “buenas tal”, para nosotros, “buenas tal” para ti, allí, en el país donde se fabrican los palos de Chupa-chups que no se derriten con la saliva, chirría… y mucho. ¿Qué pretendemos cuando decimos “buenos días”, “buenas tardes” o “buenas noches”?. Desde siempre, fue un deseo. Nos encontramos o saludamos a alguien deseándole que pase un buen tiempo a partir entonces –lo de antes no tiene ya remedio-. Carece absolutamente de sentido, pues, ese primer “saludo”, a no ser que nos queramos desear “buenas noches” a nosotros mismos. Si el entrevistado está en Colombia y allí es por la tarde, el saludo será “buenas tardes, fulano operado”. Probablemente la extensión del uso viciado (“buenas tal” allí, “buenas” aquí y malas donde el demonio le dé a parar) merezca una explicación mayor que sirva a la audiencia, además, para conocer la diferencia horaria exacta con el país sudamericano:
-Buenas tardes, amigo, porque allí son ahora las seis y cuarto, ¿cierto?
Quizá sea un paso más del proceso de desgaste del español: “buenas noches” ha dejado de ser un sincero deseo para ser un simple “hola”. Montados en el veintiuno, el otro nos importa cada vez más… tres narices y hemos olvidado que “buenas tardes” era una forma de que supiese que, más o menos sincera y/o gravemente, nos preocupábamos por él. Decir “buenas noches” es como regalar un “buena suerte”, con sus matices, claro, pero ambos son deseos. Pero… ¿y que hay de esta otra situación?. Iván René está enfadado por la entrevista en la radio española –piensa que se han tomado su caso a chufla- y, horas después, se encuentra con su vecino Waldo:
-¡Hola, Iván!, buenas noches
-¡Buenas serán para ti, Waldo!
¡René!... no esperábamos esto de ti… Aquí la confusión llega porque (al contrario que en el caso anterior, cuando se pensaba que “buenas noches” es un saludo y no un deseo) el individuo supuestamente afrentado toma la expresión como una nota informativa, que ha de ser veraz. Como él sabe que no es cierto que sean “buenas”, se rebela. Pero nooo… Waldo no intentaba informar sino, de nuevo, desear. Así, la reacción de Iván debió haber sido la opuesta pues, consciente o no de su aventura mediática española, Waldo sólo quiso que su noche fuese… pues eso, buena. El caso es el mismo que cuando ponemos reparos al deseo porque está lloviendo o hace mal tiempo.
-¡Buenos días, Manuel!
-¡Uffff! No sé si buenos, con este tiempo…
Pues peor para ti, sólo te lo deseaba, no hacía un análisis metorológico.
En otra parte del plato de la balanza de este problema del castellano actual, encontramos la expresión “buenas madrugadas”. El profesor Fernando Lázaro Carreter, en uno de sus dardos encuadernados, trata el tema. Allí ponía las bases de la aparición de la, hasta hace nada, inexistente expresión, sobre dos pilares, que creo acertados: 1)la indecisión actual en el complemento a usar tras las horas después de medianoche (¿dos de la noche?, ¿de la mañana?) y 2)la necesidad de un saludo propio de la nueva fauna de madrugada –jóvenes, insomnes bursátiles, radio-adictos…-. Sin embargo, al contrario de lo que refiere don Fernando, yo sí creo que en España ha habido tradición de vida de madrugada: él sostiene que hasta ahora no había necesidad de saludo específico pues la gente no salía a esas horas; creo que, en España, sí que se hacía, desde hace siglos, y mucho. Se pueden poner los ejemplos seculares que se quieran, y serán pocos (desde la tradición religiosa –ordenada o seglar, como las celebraciones de Semana Santa-, pasando por los lances de cama o los de taberna y espada del siglo de Oro o las simples y míticas juergas de amigotes cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos). Si entonces no hacía falta esas malsonantes “buenas madrugadas”, ¿por qué ahora sí?.
Lo que nos difiere de las gentes de aquellos días, es el estar “globalizados”. Las radios digitales y por Internet han hecho crecer el número de adeptos nocturnos y, de manera general, cuando manda el vulgo, la incorrección se extiende. La corrupción del español por parte del inglés (que aquí denunciamos de continuo), el espanglis y demás problemas de todos los campos, corren todos los días como la pólvora. Alexis de Tocqueville dijo que los relojes eran verdaderas maravillas de la Técnica cuando los hacían los verdaderos artesanos. Cuando todo hijo de mercachifle aprendió a hacerlos, se fastidió la maravilla (y eso que él no conoció el reciente género chino, taiwanés…).
Si son más de las doce de la noche y antes de las seis cuando lee esto, amigo, y encima ha llegado hasta aquí, gracias y buenas madrugadas. Y es que, como decía Rafael Amor –con quien no comulgo, por cierto, pero sí me hace reír- en aquella canción:
“Estoooooooooyyyyyyy globalizaaaaaaaaaaaadooooooooooo…”
6 comentarios:
Hombre, puestos a ser tan tiquismiquis, en lugar de escribir "todo el mundo habla como hablan la mayor parte de los periodistas ...", debería ser "todo el mundo habla como habla la mayor parte de los periodistas ..." ¿o no?
Perfecta la iniciativa "pindio", a pesar de lo que me repugna el regionalismo...
Un saludo
Desconozco el ejemplo anterior de comportamiento "tiquismiquis" -antes del suyo, declarado por usted- que refiere, pero la concordancia ad sensum está ya demasiado arraigada en todo tipo de idiomas -desde el latín, que yo conozca- como para echarla ahora por tierra. Probablemente, y como denuncia su propia denominación, sea una de las excepciones a la regla más cabales que haya: nos olvidamos de la norma y atendemos al "sentido" de lo que decimos; para mí, genial y, además, como digo, generalmente admitido.
Nada tiene la iniciativa "pindio" de regionalismo; nada, y se lo dice su iniciador. De hecho, se trata de una campaña que creemos justa, en pos de la adición al DRAE de un adjetivo de uso en buena y amplia zona del N español, como demuestran nuestros estudios, disponibles para todos e esta web.
Reciba un saludo.
Perfecta la explicación, me inclino ante ella. Pero como soy mal perdedor, me atreveré a señalar el uso de una expresión tan inexacta como la de "la excepción que confirma la regla", fruto de una errónea traducción (debiera ser "la excepción pone a prueba la regla"). Pero sólo por tocar los eggs...Me gusta mucho este blog, sí señor...
No voy a negar que me ha arrancado una sonrisa ¿por qué habría de hacerlo?. El origen y uso de la expresión "la excepción que confirma la regla", así como su idoneidad, y corrección para depende qué situación, dan como para un artículo entero y, desde luego, excede el límite lógico de la sección de comentarios.
Van dos, anónimo amigo: dos ocasiones en el mismo apartado de comentarios a un artículo en las que me da la idea para un nuevo artículo. Gracias por ello; creo que se lo agradeceré no "atreviéndome a señalar" sus usos inexactos, de haberlos, de aquí en adelante en sus comentarios en este blog. Tiene buen gusto, no obstante.
Un saludo.
"Es ya comun escucharlo"?? Creía que lo común era oírlo. Vaya!!
¿Y ese "si no" metido por ahí en medio?
¿Y este sitio de qué dices que va? ¿Del castellano bien o mal hablado?
Qué risa!
Bueno, el único error que menciona, trastabillón de mis dedos, corregido. Este sitio va de "anécdotas y opiniones, hechos y cosas relacionadas con la actualidad del mundo del español y el castellano en el mundo". De mala baba, no. Más suerte con sus pasatiempos, otra vez.
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