jueves, febrero 09, 2006

Queísmos

El "dequeísmo" es ese vicio del lenguaje que tantas veces oímos en los programas de crónica morbosa de las tardes de la televisión nacional... "y le dije a mi mujer de que tuviese cuidao con el perro". El perro cumplió su papel en la noticia y por desgracia mordió al buen hombre. No como castigo por hablar mal, que fue con anterioridad... pero él se quedó con el mordisco y la incomprensión y falta absoluta de culpabilidad de su mujer y el can… según ella. Poner, en definitiva, una preposición "de" con un verbo que no la admite es el "dequeísmo".

El "queísmo" sin embargo vamos a reservarlo para las horas en que la descripción de la actualidad se tiñe de rosa (ya saben que el porcentaje rosa en la televisiòn oscila entre el cincuenta y el noventa por ciento del total de la programación, dependiendo de la emisora). Aparecen entonces la pléyade de hijos de la calle reconvertidos a famosos, pero que, a diferencia del pobre hombre del perro (que aún se duele en su trasero), quieren hablar en fino. Así, temiendo el dequeísmo, dicen "tengo miedo que lo publiquen"... "De que" lo publiquen, amiga, "de que" lo publiquen... ¿de qué tienes miedo?... de que lo publiquen.

Las posibles soluciones pasan por atar al perro, cobrar por las fotos en un falso robado y, en lo puramente lingüístico, dar una rápida lección sobre el dequeísmo a unos y queísmo a otros justo después del mordisco y las fotos, de manera que con el dolor y la rabia, quizá se les grabe en condiciones las formas de hablar bien a estos protagonistas innecesarios de los medios...

Si se llevase a la práctica ya veo al pobre hombre estirando el cuello, con risa forzada, sudando la gota gorda y con todos los músculos en tensión, diciendo en exquisito y tembloroso castellano a su mujer al ver pasar al perro... "cariño, recuerda que tienes que atar a tu lindo perrito". En muchas ocasiones este primer tipo de gente no tiene la culpa de hablar como hablan, por no haber gozado de oportunidades de educación. Pero, de forma más merecida, también veo a la cincuentona operada en el aeropuerto con su nuevo amigo, a la vista de los fotógrafos que están a punto de fastidiarle la exclusiva: "cuida de que no se te vea la cara, cariño".

Si él "le coje por el hombro" mientras se tapa la cabeza con la chaqueta, esperaremos a que se estrompe contra la fila del carrito portaequipajes o se dé con la parte superior del marco de la puerta del taxi, para enseñarle la lección del leísmo... pero, cariño, éso es otra historia.

2 comentarios:

Caricia dijo...

Es muy interesante leer estas anécdotas, especialmente para mi que soy extranjera y aficionada al castellano. Aquí puedo encontrar bases para mi estudio, y para reconocer y corregir mis errores, esperando que un dia llegue a ser una buena hispanohablante.

Fran J. Girao dijo...

De momento vas en lo que parece buen camino, Caricia. Estará bien tenerte periódicamente con nosotros en el blog, si tú quieres.