Esta semana descubríamos, gracias a Internet y su comunidad, que la nueva autopromoción del canal autonómico de Madrid, TeleMadrid, y su eslogan, podían ser interpretadas de dos maneras…
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Últimamente, los servicios informativos de la cadena han estado rodeados de polémica, ya que algunos de sus trabajadores se han quejado de presiones políticas en el desempeño de su labor periodística. El calambur es una figura retórica que aparece cuando, reagrupando las sílabas de una oración, frase o palabra, estas dan un significado distinto. Si tomamos “espejo de lo que somos”, vemos que fácilmente puede ser “espe jode lo que somos”, y “Espe” es el conocido hipocorístico de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
La palabra “calambur” proviene del francés (calambour), donde significa, literalmente, “juego de palabras”. Entró en el diccionario oficial en su edición de 1927 con ese sentido simple de “juego de palabras” y hemos detectado su primer uso literario (el de la palabra) en una obra de Felipe Trigo de 1905, “Del frío al fuego”. Sin embargo el juego concreto que ahora designa (el de la distinta agrupación de sílabas para distinto significado, desde 1992 en el DRAE) es muy anterior. Probablemente, el más conocido en castellano es el que tuvo por protagonista y autor a don Francisco de Quevedo y Villegas. Al parecer, éste se apostó que podría llamar “coja”
–que lo era- a la reina Mariana de Austria (esposa de Felipe IV) sin que se ofendiese. Fue entonces cuando, don Francisco (seguro que con tremenda facilidad), presentándose ante la soberana consorte como el poeta de corte que era y dispuesto a hacerle un regalo, con dos ramos en las manos, nos obsequió con el ocurrente calambur:
“Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad /es/coja”
El calambur (o lo que hoy conocemos por tal) ha sido una herramienta ingeniosísima y común de las adivinanzas que todos escuchamos y recitamos desde niños. Así:
-Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, /es/pera
-Oro parece, /plata no/ es
-Si /el ena/morado/ es discreto y entendido, ahí va el nombre de la dama y el color de su vestido
-No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, /o las/ ves llegar furiosas, /o las/ ves mansas llegar
Famosas plumas han echado mano del calambur para la burla o el enriquecimiento de textos. De ese modo, el capitán español compañero de Pizarro en la conquista del Perú, Alonso de Mendoza (muerto en 1552), escribió:
-Si el /rey no/ muere, el rei/no muere
El dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639) puso en boca de dos de sus personajes en una de sus obras…
-¿Éste /es conde/?
-Sí, éste es/conde la calidad y el dinero
Volviendo al hoy, lo de TeleMadrid… ¿crítica velada? Los responsables de la agencia de publicidad creadora de la campaña (la prestigiosa Publicis) lo han negado (claro). Lo que resulta obvio es que la promoción, si tuviese ese criticante fin (es decir, si el eslogan fuese un calambur a posta) está muy bien envuelta por la canción (“I´ll be your mirror”, “Yo seré tu espejo”) y el sentido de reflejo de la sociedad madrileña que pudiera querer ser la televisión. Resumiendo, que, como buen calambur, está disfrazado y ofrece las mismas razones para pensar en su sentido unívoco o equívoco, porque… ¿quién le podía decir nada a Quevedo tras su regalo?¿quién podía asegurar que pretendió ofender a la reina –o al menos llamarla lo que era-?
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